Jóvenes pensando en la Iglesia como un organismo vivo, compuesto de personas que caminan formando una comunidad junto al obispo; catequistas jóvenes que han adquirido un compromiso particular a lo largo de los años y que transmiten su fortaleza a sus compañeros y el obispo Fernando Bascopé, que es el ministro originario de la confirmación y quien nos vincula con la Iglesia, forman un único cuerpo en una ceremonia impactante en la Basílica de María Auxiliadora.
Es la tarde del sábado 18 de diciembre. Afuera de la basílica el comercio tiene el toque navideño de un mundo cada vez más materialista y vertiginoso. Adentro están un centenar de personas, entre los que recibieron el sacramento de la confirmación y padrinos, detienen el tiempo para mirarse en el interior, pensando más en lo espiritual que en lo material.
“Es la voz del Espíritu que llega a ustedes, es esa fuerza interior que reciben hoy y les acompaña en este camino. Ustedes son verdaderos testigos de Cristo”, les dice monseñor Bascopé. El sacerdote Henry Córdova, delegado inspectorial para la pastoral juvenil, concelebró la eucaristía y entregó el cirio encendido a uno de los confirmados para que transmita esa luz a toda la comunidad.
Uno a uno, los 30 jóvenes que recibieron el sacramento se acercaron al obispo quien los llamó por su nombre para imponerles las manos como signo de su confirmación.
El Vicerrector de Pastoral y Oratorio Universitario agradeció al final de la ceremonia a los presentes por el bello momento de Iglesia que fortifica a la comunidad de la Universidad Salesiana, que como signo natural recibió al final una pertinaz llovizna que obligó a los asistentes a esperar largos minutos dentro la Basílica para luego encontrar el camino de retorno a sus hogares.