A dejar esa mochila pesada

Desarrollo de la Noticia
Día de confesión

Crear una atmósfera de recogimiento, de serenidad y de predisposición para presentar nuestras flaquezas, infidelidades y miserias al sacerdote, no es una tarea fácil. Si ya cuesta hacer este tránsito con los niños, cuánto más cuesta con jóvenes cuya edad oscila entre los 20 y 25 años. Volver a tomar conciencia de la importancia insustituible del sacramento de la reconciliación es una tarea irrenunciable.

Cuatro sacerdotes los esperan en el pasillo, les saludan, miran a los ojos y luego escuchan. Los que se confiesan no están de rodillas, se sientan, toman confianza y cuentan su historia pasada, desgranan sus problemas, echan esa pesada mochila y piden el perdón de Dios.

Medio centenar de jóvenes de la Universidad Salesiana de La Paz, asistió el sábado 13 de noviembre al salón parroquial de la Basílica de María Auxiliadora. Los seis catequistas, jóvenes como ellos, los prepararon durante tres meses, les hablaron del compromiso cristiano, del reencuentro con Dios a través de los sacramentos y del compromiso que debe tener un joven. Erik les habló de cómo prepararse para dialogar con el sacerdote y Ernesto les contó tres pequeñas historias, para llegar al punto central: quitarse la mochila del hombre viejo, reencontrarse con Dios Padre que todo perdona, porque nadie como él es compasivo y misericordioso.

Evocó aquellos días en los que los que ahora somos mayores nos preparábamos para la Primera Comunión. Nuestros padres respetaban el día previo, en el que apenas hablábamos con alguien y luego íbamos al confesionario, nos arrodillábamos y el sacerdote nos escuchaba a través de una rejilla. Luego vendría la penitencia y la abstinencia porque para recibir la primera hostia, había que estar en ayunas.

Cambiaron los tiempos, dirán todos. Estamos en el siglo XXI me dirán los más, pero el sacramento de la reconciliación sigue vigente, porque en este frenesí de todos los días necesitamos hacer un alto en el camino para ver dónde estamos y a dónde nos dirigimos.

Estos jóvenes se prepararon unos para bautizarse, otros para la primera comunión y el resto para la confirmación. Son jóvenes universitarios que viven su apostolado a su manera, llegaron a la Universidad Salesiana en busca de una profesión y en medio camino tomaron energías y decidieron rendir cuentas a Dios Padre a través de los sacerdotes.

“Es un domingo cualquier, un hombre…” narra Jean Paul Sartre exponiendo un existencialismo que aboga por una forma de libertad, lejos de los hombres y de Dios. “No era un sábado cualquiera, era un día diferente, porque ese medio centenar de jóvenes pidió a Dios que los limpie y les perdone sus pecados”. Dos formas de ver la vida.

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