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P. Javier Ortiz: No imponemos, educamos en un clima de libertad
“La profesionalidad nos obliga a estar al día en nuestro afán educativo y en relación permanente con la institución salesiana que nos cobija, eligiendo el camino y el rumbo más conveniente”, expresó al inicio de su alocución, el martes 3 de mayo, el sacerdote Javier Ortiz, ex Inspector de la Congregación Salesiana de Bolivia, quien actualmente cumple con su tarea pastoral en Roma, Italia.
Nuestra tarea diaria conlleva un compromiso. El estudio de los contenidos del sistema preventivo, implica ver en profundidad la vida del educando y el compromiso del educador. Comparto con ustedes los contenidos de este aguinaldo, en nuestro idioma, para que este mensaje se haga vida.
“Me han pedido que desarrolle los dos primeros capítulos del Aguinaldo que apunta a los temas: ¿Qué se entiende por espiritualidad para la vida ordinaria? y desde la actividad diaria, ¿cómo entender el tema de la dulzura con los jóvenes?” expresó el padre Javier en la apertura del Curso de Salesianidad, que anualmente se cumple en la Universidad Salesiana de Bolivia y tiene como destinatarios a los administrativos y docentes de esta casa de estudios.
El disertante invitó a mirar la postal que precede al Aguinaldo donde se destaca a jóvenes jugando, un patio y un corazón que sirve como balón. “He ahí la síntesis de la propuesta. El Rector Mayor ve que este mensaje de San Francisco es actualizado por Don Bosco. Celebramos los 400 años de la muerte de San Francisco de Sales y este pensamiento no perdió actualidad”, destacó en la conferencia con voz pausada y reflexiva.
“El Rector Mayor compara estas dos figuras que marcan nuestra actividad diaria. Entrega una pincelada del santo que nació en Saboya en agosto de 1567, quien procedía de una familia noble y renunció a sus títulos por su consagración a Dios. En su región dominaba el calvinismo, razón por la que se preocupó por la reconvención de quienes se extraviaron en la fe y contó con el apoyo de la baronesa Juana de Chantal, con quien fundó la Orden de la Visitación. San Francisco de Sales es patrono de los periodistas y ha sido declarado doctor de la Iglesia, destacándose por su bondad y mansedumbre”, recordó Ortiz.
Al referirse a Don Bosco apuntó que el santo tradujo y actualizó los principios y valores espirituales de San Francisco de Sales. “Ambos personajes son regalos de Dios a la Iglesia y humanidad, puntualizó, para luego pasar a las comparaciones y diferencias. Las mamás de ambos tienen mucho que ver en sus proyectos, por el apoyo generoso que brindaron a cada uno de ellos. Uno nació en un castillo y el otro en la pobreza. Ambos tenían el mismo carácter. Cada uno se sentía como el ser amado por Dios y que habían recibido el don de transmitir este mensaje a los seres que encontrara en su camino”, acotó.
Para fundamentar esta apreciación se centró en el art.38 de la Constitución Salesiana, donde se describe las líneas del Sistema Preventivo y los elementos de la espiritualidad salesiana, que remarcan la presencia de Dios en el corazón humano. "Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y el amor: no apela a imposiciones, sino a los recursos de la inteligencia, del corazón y del anhelo de Dios, que todo hombre lleva en lo más profundo de su ser. Asocia en una misma experiencia de vida a educadores y jóvenes, dentro un clima de familia, de confianza y de diálogo".
Cuando se refirió al concepto “Nada por la fuerza”, explicó las razones de esta propuesta hermosa convertida en una preciosa regla de vida. “Esto tiene que ver con el tema de la libertad, porque las cosas impuestas solo duran el tiempo que dura la imposición, tal el caso de gobierno tiranos o personajes impuestos en nuestras sociedades, porque los destinatarios no asumen en conciencia esas órdenes. Dios no impone, penetra en el corazón del hombre, lo sensibiliza, San Francisco lo entendió así en su tarea pastoral”, puntualizó Ortiz.
Recordó que San Francisco tomó como ejemplo la libertad y en particular el pasaje de la Encarnación, la aceptación valiente de María que dice si al plan de Dios, permitiendo que Cristo se haga a nuestra imagen y semejanza. Dios no se impone, llama a nuestra puerta y espera que le abramos, respeta y solo espera que desde dentro nosotros le abramos la puerta. Dios atrae como lo hace el perfume, enamora al hombre, como lo hace el libro Cantar de Los Cantares. Este amor a Dios a la humanidad, lejos de de excluir, atrae a los hermanos. La forma de amar a Dios la debemos mostrar amando a los hermanos.
Tras este marco de referencia, se refirió al trato de Don Bosco en los años de su tarea consagrada a los jóvenes. En el trato diario y amable con sus muchachos aprendió a entender el corazón de cada uno de ellos, en el abrir la puerta de ese corazón y en el acompañamiento diario, encontró las bases para consolidar su tarea en favor de los más débiles. Recordó la carta escrita por Don Bosco, en la que decía: “quiero una cosa para ustedes, que sean felices en este tiempo y en la eternidad. Donde no se respeta la libertad de la persona, ahí no está Dios”.
“Nos sentimos muy identificados con la expresión ‘nada a la fuerza’. Nuestra presencia en muchos lugares es una muestra de ello. No imponemos, educamos en la libertad. Si analizamos los escritos de Don Bosco, veremos que él manejaba esta situación con reglamentos. Reconocemos que el hombre lleva en el interior el afán de buscar la verdad en un clima de libertad. San Francisco tiene la confianza en el ser humano (humanismo cristiano), porque tenemos la necesidad, el deseo de Dios, la nostalgia de Dios”, puntualizó ante una audiencia de dos centenares de persona conectados vía Zoom.
Apuntó que San Francisco de Sales compartió la idea aristotélica del hombre con un deseo natural de acercarse a la felicidad, tarea que empieza por aceptarse a sí mismo, con cualidades y defectos. No buscaba la felicidad en las cosas y cuestiones pasajeras, sino en bienes superiores y que solo Dios puede colmar esas ansias de felicidad.
La razón y la fe brotan de una misma fuente y no pueden ser contrarios, sino se complementan, se completa. Lo que corresponde es hacer el trabajo del agricultor, sembrar con esperanza. Si creemos en lo que hacemos, si creemos en los jóvenes, el fruto vendrá tarde o temprano.
Don Bosco traduce en su tiempo, tres siglos después, ese optimismo, esa confianza plena en los jóvenes porque Dios se hace presente en cada persona, en el modo y tiempo que solo Dios conoce. “No sabemos el momento en el que Dios toca el corazón de joven y si necesita de alguien que lo acompañe, solo nos corresponde estar presentes cuando Dios toque el corazón del joven. Nosotros somos colaboradores de Dios y nuestro afán es servir en espíritu de libertad al hombre. Nadie está obligado a entrar o salir, por eso nuestras obras son de puertas abiertas”, puntualizó.
El método salesiano empieza con la confianza que en un momento Don Bosco atendió el caso de Bartolomé Garelli, cuyo corazón lo ganó ingresando por la puerta de la confianza. “hoy nos corresponde potenciar la inteligencia, la amabilidad y nuestro anhelo de Dios. A nosotros nos toca ayudar a recorrer este camino a quienes lo necesiten. Este uno de los tantos desafíos que tenemos”, puntualizó el disertante.
“La profesionalidad nos obliga a estar al día en nuestro afán educativo y en relación permanente con la institución salesiana que nos cobija, eligiendo el camino y el rumbo más conveniente”, expresó al inicio de su alocución, el martes 3 de mayo, el sacerdote Javier Ortiz, ex Inspector de la Congregación Salesiana de Bolivia, quien actualmente cumple con su tarea pastoral en Roma, Italia. Nuestra tarea diaria conlleva un compromiso. El estudio de los contenidos del sistema preventivo, implica ver en profundidad la vida del educando y el compromiso del educador. Comparto con ustedes los contenidos de este aguinaldo, en nuestro idioma, para que este mensaje se haga vida. “Me han pedido que desarrolle los dos primeros capítulos del Aguinaldo que apunta a los temas: ¿Qué se entiende por espiritualidad para la vida ordinaria? y desde la actividad diaria, ¿cómo entender el tema de la dulzura con los jóvenes?” expresó el padre Javier en la apertura del Curso de Salesianidad, que anualmente se cumple en la Universidad Salesiana de Bolivia y tiene como destinatarios a los administrativos y docentes de esta casa de estudios. El disertante invitó a mirar la postal que precede al Aguinaldo donde se destaca a jóvenes jugando, un patio y un corazón que sirve como balón. “He ahí la síntesis de la propuesta. El Rector Mayor ve que este mensaje de San Francisco es actualizado por Don Bosco. Celebramos los 400 años de la muerte de San Francisco de Sales y este pensamiento no perdió actualidad”, destacó en la conferencia con voz pausada y reflexiva. “El Rector Mayor compara estas dos figuras que marcan nuestra actividad diaria. Entrega una pincelada del santo que nació en Saboya en agosto de 1567, quien procedía de una familia noble y renunció a sus títulos por su consagración a Dios. En su región dominaba el calvinismo, razón por la que se preocupó por la reconvención de quienes se extraviaron en la fe y contó con el apoyo de la baronesa Juana de Chantal, con quien fundó la Orden de la Visitación. San Francisco de Sales es patrono de los periodistas y ha sido declarado doctor de la Iglesia, destacándose por su bondad y mansedumbre”, recordó Ortiz. Al referirse a Don Bosco apuntó que el santo tradujo y actualizó los principios y valores espirituales de San Francisco de Sales. “Ambos personajes son regalos de Dios a la Iglesia y humanidad, puntualizó, para luego pasar a las comparaciones y diferencias. Las mamás de ambos tienen mucho que ver en sus proyectos, por el apoyo generoso que brindaron a cada uno de ellos. Uno nació en un castillo y el otro en la pobreza. Ambos tenían el mismo carácter. Cada uno se sentía como el ser amado por Dios y que habían recibido el don de transmitir este mensaje a los seres que encontrara en su camino”, acotó. Para fundamentar esta apreciación se centró en el art.38 de la Constitución Salesiana, donde se describe las líneas del Sistema Preventivo y los elementos de la espiritualidad salesiana, que remarcan la presencia de Dios en el corazón humano. "Este sistema descansa por entero en la razón, en la religión y el amor: no apela a imposiciones, sino a los recursos de la inteligencia, del corazón y del anhelo de Dios, que todo hombre lleva en lo más profundo de su ser. Asocia en una misma experiencia de vida a educadores y jóvenes, dentro un clima de familia, de confianza y de diálogo". Cuando se refirió al concepto “Nada por la fuerza”, explicó las razones de esta propuesta hermosa convertida en una preciosa regla de vida. “Esto tiene que ver con el tema de la libertad, porque las cosas impuestas solo duran el tiempo que dura la imposición, tal el caso de gobierno tiranos o personajes impuestos en nuestras sociedades, porque los destinatarios no asumen en conciencia esas órdenes. Dios no impone, penetra en el corazón del hombre, lo sensibiliza, San Francisco lo entendió así en su tarea pastoral”, puntualizó Ortiz. Recordó que San Francisco tomó como ejemplo la libertad y en particular el pasaje de la Encarnación, la aceptación valiente de María que dice si al plan de Dios, permitiendo que Cristo se haga a nuestra imagen y semejanza. Dios no se impone, llama a nuestra puerta y espera que le abramos, respeta y solo espera que desde dentro nosotros le abramos la puerta. Dios atrae como lo hace el perfume, enamora al hombre, como lo hace el libro Cantar de Los Cantares. Este amor a Dios a la humanidad, lejos de de excluir, atrae a los hermanos. La forma de amar a Dios la debemos mostrar amando a los hermanos. Tras este marco de referencia, se refirió al trato de Don Bosco en los años de su tarea consagrada a los jóvenes. En el trato diario y amable con sus muchachos aprendió a entender el corazón de cada uno de ellos, en el abrir la puerta de ese corazón y en el acompañamiento diario, encontró las bases para consolidar su tarea en favor de los más débiles. Recordó la carta escrita por Don Bosco, en la que decía: “quiero una cosa para ustedes, que sean felices en este tiempo y en la eternidad. Donde no se respeta la libertad de la persona, ahí no está Dios”. “Nos sentimos muy identificados con la expresión ‘nada a la fuerza’. Nuestra presencia en muchos lugares es una muestra de ello. No imponemos, educamos en la libertad. Si analizamos los escritos de Don Bosco, veremos que él manejaba esta situación con reglamentos. Reconocemos que el hombre lleva en el interior el afán de buscar la verdad en un clima de libertad. San Francisco tiene la confianza en el ser humano (humanismo cristiano), porque tenemos la necesidad, el deseo de Dios, la nostalgia de Dios”, puntualizó ante una audiencia de dos centenares de persona conectados vía Zoom. Apuntó que San Francisco de Sales compartió la idea aristotélica del hombre con un deseo natural de acercarse a la felicidad, tarea que empieza por aceptarse a sí mismo, con cualidades y defectos. No buscaba la felicidad en las cosas y cuestiones pasajeras, sino en bienes superiores y que solo Dios puede colmar esas ansias de felicidad. La razón y la fe brotan de una misma fuente y no pueden ser contrarios, sino se complementan, se completa. Lo que corresponde es hacer el trabajo del agricultor, sembrar con esperanza. Si creemos en lo que hacemos, si creemos en los jóvenes, el fruto vendrá tarde o temprano. Don Bosco traduce en su tiempo, tres siglos después, ese optimismo, esa confianza plena en los jóvenes porque Dios se hace presente en cada persona, en el modo y tiempo que solo Dios conoce. “No sabemos el momento en el que Dios toca el corazón de joven y si necesita de alguien que lo acompañe, solo nos corresponde estar presentes cuando Dios toque el corazón del joven. Nosotros somos colaboradores de Dios y nuestro afán es servir en espíritu de libertad al hombre. Nadie está obligado a entrar o salir, por eso nuestras obras son de puertas abiertas”, puntualizó. El método salesiano empieza con la confianza que en un momento Don Bosco atendió el caso de Bartolomé Garelli, cuyo corazón lo ganó ingresando por la puerta de la confianza. “hoy nos corresponde potenciar la inteligencia, la amabilidad y nuestro anhelo de Dios. A nosotros nos toca ayudar a recorrer este camino a quienes lo necesiten. Este uno de los tantos desafíos que tenemos”, puntualizó el disertante.