Zamora: Hacia una sociedad incluyente y con visión integral

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Image 19 / 09 / 2022
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Zamora: Hacia una sociedad incluyente y con visión integral

  

Si en el el siglo XXI, la discapacidad se ha puesto en la agenda internacional como un problema de salud pública, debido a su incremento mundial, la pregonada igualdad de condiciones con los demás, al entorno físico, el transporte, la información las comunicaciones y, por supuesto las universidades deben sensibilizarse con este tema, no por factores cuantitativos sino por aspectos cualitativos, esta  la razón por la que la pedagoga psicomotricista, Miriam Zamora, transmitió sus investigaciones y experiencias a docentes y administrativos de la Universidad Salesiana de Bolivia este sábado 4 de junio, vía plataforma.

“Tenemos una idea del déficit, que está sujeta por una ideología de la normalidad producto de una categorización del señalamiento de lo que es propio e impropio, de allá vendrá el tema normal y anormal. Esta es la primera manera de llegar a la exclusión, que no es otra cosa que discapacitar al otro; éste es un problema de toda la sociedad. Es una exclusión excluyente creando funciones de alteridad negativa. Se trata de ponerme en la personalidad del otro, porque el otro tiene un poder distinto, una funcionalidad diferente”, expresó la psicomotricista argentina quien imparte sus cursos académicos en Córdoba y fue invitada al Segundo Encuentro PEPS de este año en la USB a través de la plataforma Zoom a la que se dieron cita 310 participantes. El tema fue: Reflexiones acerca de los modos de sentir, pensar y actuar ante la diversidad funcional”.

“Enfrente nuestro se encuentra una responsabilidad y estamos en el camino de un gran desafío. Debemos seguir interrogándonos y ser protagonista de este cambio, esto implica estar juntos para valorar las diferencias que debe tener toda universidad inclusiva. Se debe tener la convicción de una existencia de estudiantes con diversidad y no solo deben estar sino ser y ello implica formar parte, tener existencia propia. Si tomamos en cuenta el concepto de discapacidad, veremos que se ha ido transformando a lo largo de los años. Siempre habrá un volver a interrogarnos, por qué pensar en estos grupos, ya que pensamos desde la perspectiva de déficit”, matizó Zamora, en su exposición de una hora de reflexión, para luego dar paso a las preguntas.

Partió del concepto de discapacidad que implica no solo hablar desde la perspectiva del déficit, porque se caería en viejos paradigmas, ya que este tema no es un problema de la persona que la padece, sino de toda la sociedad que no entiende la dimensión de esta cuestión. “Esa persona es discapacitada por una sociedad que no le ofrece las mejores condiciones. Lo importante es el concepto de dignidad humana, que esas personas puedan valorarse y ser valoradas. Las leyes admiten la existencia de esta cuestión y abordan el tema como personas con discapacidad. Lo primero que ven en la discapacidad, son las deficiencias que tiene una persona, pero si solo miramos a la identidad de la persona, la cuestión pasará a un diagnóstico médico; en cambio si miramos fuera del daño en el equipamiento, en el entorno, cambiaremos la mirada”, puntualizó.

Zamora apuntó que la situación de la discapacidad varía en función de las barreras que le va presentando la sociedad, que limita su participación plena; estas barreras pueden ser físicas, actitudinales y comunicacionales. Una sociedad no excluyente y que mira integralmente, deberá pensar qué lugar van a ocupar estas personas y ver luego la representación social que tendrán en el futuro inmediato; se constatará que no tienen que aportar mucho a la sociedad. Una propuesta de un grupo de activistas en 2005, propuso quitar la etiqueta negativa y fundamentalmente el concepto de deficiencia. Se trata de esta manera, de cambiar esa notación negativa, porque estas personas piden ser llamadas personas con diversidad funcional.

Partiendo del concepto general “las personas con discapacidad son aquellas que tienen deficiencias, físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diferentes barreras, pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones de los demás”, elaboró las diversas concepciones para abordar el tema.

Apeló a la opinión de Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, quien al referirse a la normalidad señala: ¿qué es la normalidad? Nada, ¿quién es normal. Nadie. ¿Cómo combatir la imposición de la distinción normalidad-anormalidad? Habitando en el interior de la diferencia, ser íntimo con ella… No negar la diferencia, sino modificar la imagen de la norma. A partir de esta definición esbozó los distintos modelos de producción de la discapacidad, entre los cuales destacó:

. Modelo de la prescindencia, que desde la perspectiva religiosa es interpretada como castigo divino, donde la idea de dignidad se basa en patrones de perfección. De este análisis defectuoso se colige que las personas con discapacidad no contribuyen a la comunidad y más que sujeto, estas personas son vistas como objeto de maleficios, de diversión del otro y de compasión.

. Modelo médico rehabilitador de 1960. Luego del estudio se concluye que es una enfermedad; la idea de dignidad humana se base en la restauración y recuperación de las funciones. Valora la cantidad de destrezas y habilidades que logre adquirir quien padece el mal. Es tolerante al señalar que las personas con discapacidad pueden contribuir a la sociedad, pero deben ser normalizados para ser integrados a la sociedad, por lo que es una responsabilidad individual. El sujeto es considerado como un objeto de derecho, de intervención profesional y de investigación.

. Modelo social de 1970. Asume el estudio desde una visión social porque se debe realizar una construcción social, al constatar opresión y falta de reconocimiento. La idea de dignidad humana se basa en los derechos humanos, la igualdad de oportunidades y la no discriminación que lleva a una rehabilitación social y la eliminación de barreras. Se cambia de visión al considerar que los hombres y mujeres con diversidad funcional aportan a las necesidades de la comunidad y deben elegir a las actividades en las que desean participar, lo que constituye una responsabilidad social. En este caso se habla de un sujeto de derecho.

. Modelo de diversidad (2006) de Palacios-Romañach. Se refiere al caso como diversidad humana. Existe una valoración de las diferencias de las personas lo que obliga a construir una sociedad en la que la diversidad y en concreto, la diversidad funcional sea vista como una diferencia con valor y no como carga, independientemente de la edad en la que se produzca. Una sociedad más justa en la que todas las personas, sean bienvenidas, aceptadas y respetadas, por el simple hecho de ser humanos. Por lo que se concibe a un sujeto con plena dignidad y derecho.

Cerró la exposición con el vibrante testimonio de la psicopedagoga de Constancia Orbaiz, quien nació con un paro respiratorio que le privó de algunas funciones de movimiento, pero dejó intacto su alto grado de razonamiento y férrea voluntad que pronto la convirtió en modelo de superación y que, a pesar de los desafíos, demostró en su preparación que su capacidad era igual que la de sus padres, abriendo camino en la inclusión de personas con discapacidad en estudios superiores.

El canciller de la USB, sacerdote Luis Tórrez Sanjinés, invitó a reflexionar “en este tema que nos ayudará a vivir mejor nuestra misión educativa. Como educadores salesianos nuestro corazón debe ser muy amplio, porque a veces no se atiende a todos. Estamos llamados a servir a un mundo juvenil muy diverso, por lo que nuestra mirada ha de ser más amplio. Lo haremos con la intercesión de la Virgen Auxiliadora”.

Previa a la exposición, el rector Mgtr. Carlos Aquino Rubín de Celis se refirió a la política de la calidad que emprende la USB siguiendo la misión y visión de la entidad académica: “Es necesario partir de la misión y visión y al recordar que “somos una institución de inspiración humana cristiana e índole salesiana, dedicada a la generación, desarrollo y difusión del conocimiento, aporta al progreso de la sociedad. Cada uno de nuestros docentes no es uno más, sino un docente salesiano, un docente cercano a los estudiantes. Hoy tenemos la información a la mano, pero no solo es dar la clase sino ir más allá apelando a la nueva tecnología. Para formar un pensamiento crítico y profesionales competentes”.

Por su parte, la vicerrectora académica y de investigación, abogada Susan Vargas Salazar apuntó que la norma 21001 “nos ayuda a mejorar nuestra calidad. Alcanzar una mejor alineación de nuestros objetivos y adecuarlos con las políticas de la USB. También nos permite mejorar nuestra responsabilidad social porque nos conduce a respuestas más eficaces”.

Si en el el siglo XXI, la discapacidad se ha puesto en la agenda internacional como un problema de salud pública, debido a su incremento mundial, la pregonada igualdad de condiciones con los demás, al entorno físico, el transporte, la información las comunicaciones y, por supuesto las universidades deben sensibilizarse con este tema, no por factores cuantitativos sino por aspectos cualitativos, esta  la razón por la que la pedagoga psicomotricista, Miriam Zamora, transmitió sus investigaciones y experiencias a docentes y administrativos de la Universidad Salesiana de Bolivia este sábado 4 de junio, vía plataforma. “Tenemos una idea del déficit, que está sujeta por una ideología de la normalidad producto de una categorización del señalamiento de lo que es propio e impropio, de allá vendrá el tema normal y anormal. Esta es la primera manera de llegar a la exclusión, que no es otra cosa que discapacitar al otro; éste es un problema de toda la sociedad. Es una exclusión excluyente creando funciones de alteridad negativa. Se trata de ponerme en la personalidad del otro, porque el otro tiene un poder distinto, una funcionalidad diferente”, expresó la psicomotricista argentina quien imparte sus cursos académicos en Córdoba y fue invitada al Segundo Encuentro PEPS de este año en la USB a través de la plataforma Zoom a la que se dieron cita 310 participantes. El tema fue: Reflexiones acerca de los modos de sentir, pensar y actuar ante la diversidad funcional”. “Enfrente nuestro se encuentra una responsabilidad y estamos en el camino de un gran desafío. Debemos seguir interrogándonos y ser protagonista de este cambio, esto implica estar juntos para valorar las diferencias que debe tener toda universidad inclusiva. Se debe tener la convicción de una existencia de estudiantes con diversidad y no solo deben estar sino ser y ello implica formar parte, tener existencia propia. Si tomamos en cuenta el concepto de discapacidad, veremos que se ha ido transformando a lo largo de los años. Siempre habrá un volver a interrogarnos, por qué pensar en estos grupos, ya que pensamos desde la perspectiva de déficit”, matizó Zamora, en su exposición de una hora de reflexión, para luego dar paso a las preguntas. Partió del concepto de discapacidad que implica no solo hablar desde la perspectiva del déficit, porque se caería en viejos paradigmas, ya que este tema no es un problema de la persona que la padece, sino de toda la sociedad que no entiende la dimensión de esta cuestión. “Esa persona es discapacitada por una sociedad que no le ofrece las mejores condiciones. Lo importante es el concepto de dignidad humana, que esas personas puedan valorarse y ser valoradas. Las leyes admiten la existencia de esta cuestión y abordan el tema como personas con discapacidad. Lo primero que ven en la discapacidad, son las deficiencias que tiene una persona, pero si solo miramos a la identidad de la persona, la cuestión pasará a un diagnóstico médico; en cambio si miramos fuera del daño en el equipamiento, en el entorno, cambiaremos la mirada”, puntualizó. Zamora apuntó que la situación de la discapacidad varía en función de las barreras que le va presentando la sociedad, que limita su participación plena; estas barreras pueden ser físicas, actitudinales y comunicacionales. Una sociedad no excluyente y que mira integralmente, deberá pensar qué lugar van a ocupar estas personas y ver luego la representación social que tendrán en el futuro inmediato; se constatará que no tienen que aportar mucho a la sociedad. Una propuesta de un grupo de activistas en 2005, propuso quitar la etiqueta negativa y fundamentalmente el concepto de deficiencia. Se trata de esta manera, de cambiar esa notación negativa, porque estas personas piden ser llamadas personas con diversidad funcional. Partiendo del concepto general “las personas con discapacidad son aquellas que tienen deficiencias, físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diferentes barreras, pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones de los demás”, elaboró las diversas concepciones para abordar el tema. Apeló a la opinión de Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, quien al referirse a la normalidad señala: ¿qué es la normalidad? Nada, ¿quién es normal. Nadie. ¿Cómo combatir la imposición de la distinción normalidad-anormalidad? Habitando en el interior de la diferencia, ser íntimo con ella… No negar la diferencia, sino modificar la imagen de la norma. A partir de esta definición esbozó los distintos modelos de producción de la discapacidad, entre los cuales destacó: . Modelo de la prescindencia, que desde la perspectiva religiosa es interpretada como castigo divino, donde la idea de dignidad se basa en patrones de perfección. De este análisis defectuoso se colige que las personas con discapacidad no contribuyen a la comunidad y más que sujeto, estas personas son vistas como objeto de maleficios, de diversión del otro y de compasión. . Modelo médico rehabilitador de 1960. Luego del estudio se concluye que es una enfermedad; la idea de dignidad humana se base en la restauración y recuperación de las funciones. Valora la cantidad de destrezas y habilidades que logre adquirir quien padece el mal. Es tolerante al señalar que las personas con discapacidad pueden contribuir a la sociedad, pero deben ser normalizados para ser integrados a la sociedad, por lo que es una responsabilidad individual. El sujeto es considerado como un objeto de derecho, de intervención profesional y de investigación. . Modelo social de 1970. Asume el estudio desde una visión social porque se debe realizar una construcción social, al constatar opresión y falta de reconocimiento. La idea de dignidad humana se basa en los derechos humanos, la igualdad de oportunidades y la no discriminación que lleva a una rehabilitación social y la eliminación de barreras. Se cambia de visión al considerar que los hombres y mujeres con diversidad funcional aportan a las necesidades de la comunidad y deben elegir a las actividades en las que desean participar, lo que constituye una responsabilidad social. En este caso se habla de un sujeto de derecho. . Modelo de diversidad (2006) de Palacios-Romañach. Se refiere al caso como diversidad humana. Existe una valoración de las diferencias de las personas lo que obliga a construir una sociedad en la que la diversidad y en concreto, la diversidad funcional sea vista como una diferencia con valor y no como carga, independientemente de la edad en la que se produzca. Una sociedad más justa en la que todas las personas, sean bienvenidas, aceptadas y respetadas, por el simple hecho de ser humanos. Por lo que se concibe a un sujeto con plena dignidad y derecho. Cerró la exposición con el vibrante testimonio de la psicopedagoga de Constancia Orbaiz, quien nació con un paro respiratorio que le privó de algunas funciones de movimiento, pero dejó intacto su alto grado de razonamiento y férrea voluntad que pronto la convirtió en modelo de superación y que, a pesar de los desafíos, demostró en su preparación que su capacidad era igual que la de sus padres, abriendo camino en la inclusión de personas con discapacidad en estudios superiores. El canciller de la USB, sacerdote Luis Tórrez Sanjinés, invitó a reflexionar “en este tema que nos ayudará a vivir mejor nuestra misión educativa. Como educadores salesianos nuestro corazón debe ser muy amplio, porque a veces no se atiende a todos. Estamos llamados a servir a un mundo juvenil muy diverso, por lo que nuestra mirada ha de ser más amplio. Lo haremos con la intercesión de la Virgen Auxiliadora”. Previa a la exposición, el rector Mgtr. Carlos Aquino Rubín de Celis se refirió a la política de la calidad que emprende la USB siguiendo la misión y visión de la entidad académica: “Es necesario partir de la misión y visión y al recordar que “somos una institución de inspiración humana cristiana e índole salesiana, dedicada a la generación, desarrollo y difusión del conocimiento, aporta al progreso de la sociedad. Cada uno de nuestros docentes no es uno más, sino un docente salesiano, un docente cercano a los estudiantes. Hoy tenemos la información a la mano, pero no solo es dar la clase sino ir más allá apelando a la nueva tecnología. Para formar un pensamiento crítico y profesionales competentes”. Por su parte, la vicerrectora académica y de investigación, abogada Susan Vargas Salazar apuntó que la norma 21001 “nos ayuda a mejorar nuestra calidad. Alcanzar una mejor alineación de nuestros objetivos y adecuarlos con las políticas de la USB. También nos permite mejorar nuestra responsabilidad social porque nos conduce a respuestas más eficaces”.

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