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Continúan las Visitas Guiadas al Campus Universitario USB, Maria Mazzarello presentes y cercanos
Educar desde lo más profundo apelando a nuestros mejores esfuerzos y sumando energías, para llevar adelante este proyecto del Papa, quien nos invita a participar del Pacto Educativo Global. Este fue el centro de gravedad de la disertación del obispo Fernando Bascopé, el sábado 18n de septiembre, a través de la plataforma Zoom, evento que albergó a cuatro centenas de docentes y administrativos de la Universidad Salesiana de Bolivia.
“Cuando el Santo Padre nos llama a repensar en la educación de estos días, se mueve toda la Iglesia, porque siguiendo el mandato de Don Bosco: ‘todo mandato del Papa es una orden’, de manera que escuchamos esta convocatoria. La invitación es para todos, porque este es un proyecto educativo que nos lanza al futuro y la esperanza. Nos sentamos alrededor de esta mesa para compartir desde una perspectiva educativa. Hoy nos encontramos unidos ante esta gran propuesta. Todos estamos dispuestos a ser parte de la fatiga del proyecto para no quedarnos en la superficialidad”, apuntó el disertante, luego de un breve enfoque sociológico y numérico, que esbozó el Vicerrector de Pastoral, sobre las cifras anémicas que arroja la educación en nuestro continente y en particular en Bolivia.
¿Qué es el Pacto Educativo Global? Se pregunto monseñor Bascopé, para responder: se trata de una iniciativa que une esfuerzos en una estructuración profunda. “Todos sabemos la importancia de la educación. Es la propuesta concreta del Santo Padre, porque ve que éste es un acto de fe y esperanza, por eso es a largo plazo. Al emitir este concepto tiene la imagen evangélica del sembrador y la semilla. En el corazón de los jóvenes está la semilla de la educación. Educar es sacar desde dentro hacia fuera aquellas potencialidades que tiene el niño, el joven, el adolescente. En aquella semilla está contenida todo el árbol. La semilla en la educación está puesta en todo el ser humano. Nosotros lo vemos en el corazón de cada depositario, en ese corazón moran la libertad, la voluntad, la razón. Al mismo tiempo este es un acto de fe porque sabemos que esta semilla crecerá gracias a la educación, porque la educación genera vida”.
Más adelante afirmó que el proyecto educativo busca la transformación profunda, integral, a largo plazo a través de la educación. “En el fondo de este propósito están las tres virtudes teologales: la caridad para enseñar, la certeza del cumplimiento de esta germinación que es nuestra esperanza y el acto sublime de amar a través de la educación. La realidad que vivimos es dramática y no la podemos negar, sufrimos la pandemia, pero no perdemos la esperanza. Estamos respondiendo en nuestra universidad con nuestras potencialidades...
Vivimos momentos de fragmentación y es necesaria la unión, establecer una alianza educativa en favor de los otros. Hemos leído cómo nos encontramos a nivel nacional en la educación y el análisis nos lleva a reflexiones profundas. Ante la catástrofe educativa ojalá podamos mostrar la respuesta educativa. No es simplemente el hecho de la pandemia, hay otras variables que nos han llevado a este estado de cosas. La catástrofe educativa va más allá, no solo en este tiempo, y va a la raíz del corazón del hombre. Antes de la pandemia ya se hablaba de esta emergencia educativa, ahora se trata de formar personas”.
Apeló al término alianza para establecer parámetros claros en la educación universitaria. “Somos una comunidad educativa. Naturalmente ahora tenemos que redoblar esfuerzos porque las necesidades son crecientes. Si queremos volver al concepto humanizador de la educación, tenemos que unir esfuerzos, mirar bien los escenarios, tratar de abrirnos en esta emergencia ; por eso nos sentamos en esta mesa de diálogo para redescubrir una nueva perspectiva de la educación a cuyo propósito concurrimos con un corazón nuevo, como dice el aguinaldo: nos mueve la esperanza. Busquemos entre todos esa nueva visión de la educación, escuchando las necesidades de las nuevas generaciones”.
En el momento de precisar términos, puso especial énfasis en la estructura del concepto escuchar, que lleva al ser humano a poner atención a todo, con un nuevo itinerario de vida que es al mismo tiempo inclusivo y participativo. Recordó que el Pacto educativo está unido a la reflexión universal, que tiene como base el informe de la UNESCO, cuyo mensaje va dirigido a la dignidad de la persona y los derechos humanos, porque la educación es tarea para todos.
“Por tanto, en el Proyecto Educativo Global están involucrados creyentes y no creyentes, del norte y del sur, estamos involucrados los que buscamos la dignidad de la persona. Desde nuestra visión de educadores buscamos la paz y la ciudadanía universal. Todo hombre que anhela la paz debe dar paso a la paz universal. Se trata de abrir los brazos y las alas, para que todos crezcamos en esta ciudadanía universal. No hablamos de una cultura cerrada, ni un sector en particular porque nos abrimos a una nueva ciudadanía universal”.
Puso especial interés en la tecnología integral, para señalar que no se trata de mirar desde el palco ya que la tecnología debe estar abierta para todos y se la debe compartir. “No todos tienen la tecnología en sus manos, se debe pensar y repensar en esta crisis ecológica, con el uso indiscriminado de los recursos naturales. El Papa está en sintonía con esta preocupación y propone el remedio a este problema.
Siguiendo la carta encíclica Fratelli Tutti, recordó que se busca el sentido de la fraternidad y nosotros debemos cooperar a establecer esta alianza. “Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad”, expresó recordando la carta papal, que expresa claramente el principio: Respetemos a todos, miremos al otro en su diversidad cultural y religiosa.
Bascopé centró su exposición en las siete claves del Papa Francisco para construir el pacto educativo que las enumeró de la siguiente forma:
1. Poner en el centro de todo proceso educativo a la persona. El proyecto es un camino, un proceso que tiene como centro la persona, a quien se debe formar en el sentido integral. La persona tiene su valor y especificidad, su belleza, integral y su capacidad de relacionarse con los demás. Nosotros no hablamos de la cultura del descarte.
2. Escuchar la voz de los niños adolescentes y jóvenes. Todos hemos ido hablando de educación, no solo se habla de uno que educa, sino de una interrelación, por ello es fundamental escuchar la voz de los jóvenes, para construir un futuro de justicia, paz y desarrollo integral. Es necesario tener una visión cristiana, escuchar a Dios, pero también escuchar la voz de los niños y jóvenes. La escucha debe ser con atención. Atención significa poner en marcha los cinco sentidos y sobre todo el corazón, basta recoger el ejemplo de la Virgen en las Bodas de Caná, en la que se aprecia a María como la mujer atenta que descubre lo que falta en esa fiesta.
3. Fomentar la participación de las niñas y las jóvenes en la educación. Coloca esta expresión en género femenino por una sólida razón; es probable que en otras culturas se margine a las niñas reservando el privilegio de la educación a los varones; así, las niñas se tienen que quedarse en la casa. Eso ocurre en otras culturas y puede ser que también en la nuestra, de manera que este sector se sienta marginado. No se trata de la moda ni equidad de género, esa integración no debe ser cuantitativa, sino cualitativa. Basta ver las escenas diarias en nuestro país, especialmente en el área rural; el varón está delante y quién está detrás con la carga, es la mujer. Fíjense que ahí hay una gran distancia. Si eso ocurre en la sociedad, cómo será en el ámbito educativo. Preguntémonos, qué falta, y a quiénes falta.
4. Tener a la familia como primera e indispensable educadora. Todos sabemos que el papá y la mamá son los principales responsables cabezas de familia, no delegan su papel al Estado. Los primeros responsables en la educación son los padres. Esto se debe transmitir a los que el día de mañana serán padres de familia, ellos serán los responsables de la educación de sus hijos.
5. Educar y educarnos para acoger. La cultura de recibir al otro, abriéndonos sobre todo a los más vulnerables, a los que están al fondo y no son percibidos, abrir sobre todo al corazón a ellos
6. Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de economía, política y crecimiento. La sociedad debe buscar nuevas formas, la economía y la política deben estar al servicio de la colectividad, no de unos cuantos.
7. Salvaguardar y cultivar nuestra casa común. La casa común, significa buscar una ecología integral en función de la persona que es el centro del paraíso.
Para finalizar recordó el principio de la educación integral y consciente. “La educación debe formar a la persona consciente, hacerlos partícipes de todo y a todos, porque en cada hombre hay una semilla de esperanza que debe germinar y en cuya tarea todos somos corresponsables.
Presentó al Hombre de Vitruvio como imagen educativa, aquel dibujo hecho a pluma y tinta por Leonardo da Vinci que guarda las proporciones ideales del cuerpo humano. “En el centro de esa pintura está la persona que nos recuerda permanentemente el Santo Padre. Vivimos una crisis ecológica y esta expresión no se remite simplemente a un árbol, sino buscar una respuesta integral. Para que todos participemos en este desafío nos invita a mirar al hombre externo que busca una respuesta, no a los proyectos del hombre, sino la Sagrada Escritura y buscar qué es lo que dice Dios. Basta ver el pasaje de Gen. 2,8. Dios comenzó a plantar un jardín, el proyecto de jardín, no es un proyecto personal, sino es un lugar concebido según el proyecto de Dios.
La cosmología debe ser pensada según el proyecto de Dios, así como el desarrollo, no es solo una respuesta del hombre, sino respuesta del hombre a la llamada de Dios. El hombre está en el centro de la creación, en un jardín, donde Dios tiene su proyecto. La crisis en el ámbito educativo, se debe ver desde este jardín, es el hombre que puede alcanzar la verdad. Para superar el relativismo hay que poner las cosas en este proyecto de Dios. Hay que volver al ser y ver al hombre con capacidad de trascendencia: bueno, verdadero y bello. Por tanto, en el Pacto Educativo Global, debemos participar todos. Todos ponemos las manos sobre el quehacer educativo, donde todos nos involucramos, como lo hacía San Francisco de Sales que veía al hombre en el centro del jardín que Dios había cultivado”.
Educar desde lo más profundo apelando a nuestros mejores esfuerzos y sumando energías, para llevar adelante este proyecto del Papa, quien nos invita a participar del Pacto Educativo Global. Este fue el centro de gravedad de la disertación del obispo Fernando Bascopé, el sábado 18n de septiembre, a través de la plataforma Zoom, evento que albergó a cuatro centenas de docentes y administrativos de la Universidad Salesiana de Bolivia. “Cuando el Santo Padre nos llama a repensar en la educación de estos días, se mueve toda la Iglesia, porque siguiendo el mandato de Don Bosco: ‘todo mandato del Papa es una orden’, de manera que escuchamos esta convocatoria. La invitación es para todos, porque este es un proyecto educativo que nos lanza al futuro y la esperanza. Nos sentamos alrededor de esta mesa para compartir desde una perspectiva educativa. Hoy nos encontramos unidos ante esta gran propuesta. Todos estamos dispuestos a ser parte de la fatiga del proyecto para no quedarnos en la superficialidad”, apuntó el disertante, luego de un breve enfoque sociológico y numérico, que esbozó el Vicerrector de Pastoral, sobre las cifras anémicas que arroja la educación en nuestro continente y en particular en Bolivia. ¿Qué es el Pacto Educativo Global? Se pregunto monseñor Bascopé, para responder: se trata de una iniciativa que une esfuerzos en una estructuración profunda. “Todos sabemos la importancia de la educación. Es la propuesta concreta del Santo Padre, porque ve que éste es un acto de fe y esperanza, por eso es a largo plazo. Al emitir este concepto tiene la imagen evangélica del sembrador y la semilla. En el corazón de los jóvenes está la semilla de la educación. Educar es sacar desde dentro hacia fuera aquellas potencialidades que tiene el niño, el joven, el adolescente. En aquella semilla está contenida todo el árbol. La semilla en la educación está puesta en todo el ser humano. Nosotros lo vemos en el corazón de cada depositario, en ese corazón moran la libertad, la voluntad, la razón. Al mismo tiempo este es un acto de fe porque sabemos que esta semilla crecerá gracias a la educación, porque la educación genera vida”. Más adelante afirmó que el proyecto educativo busca la transformación profunda, integral, a largo plazo a través de la educación. “En el fondo de este propósito están las tres virtudes teologales: la caridad para enseñar, la certeza del cumplimiento de esta germinación que es nuestra esperanza y el acto sublime de amar a través de la educación. La realidad que vivimos es dramática y no la podemos negar, sufrimos la pandemia, pero no perdemos la esperanza. Estamos respondiendo en nuestra universidad con nuestras potencialidades... Vivimos momentos de fragmentación y es necesaria la unión, establecer una alianza educativa en favor de los otros. Hemos leído cómo nos encontramos a nivel nacional en la educación y el análisis nos lleva a reflexiones profundas. Ante la catástrofe educativa ojalá podamos mostrar la respuesta educativa. No es simplemente el hecho de la pandemia, hay otras variables que nos han llevado a este estado de cosas. La catástrofe educativa va más allá, no solo en este tiempo, y va a la raíz del corazón del hombre. Antes de la pandemia ya se hablaba de esta emergencia educativa, ahora se trata de formar personas”. Apeló al término alianza para establecer parámetros claros en la educación universitaria. “Somos una comunidad educativa. Naturalmente ahora tenemos que redoblar esfuerzos porque las necesidades son crecientes. Si queremos volver al concepto humanizador de la educación, tenemos que unir esfuerzos, mirar bien los escenarios, tratar de abrirnos en esta emergencia ; por eso nos sentamos en esta mesa de diálogo para redescubrir una nueva perspectiva de la educación a cuyo propósito concurrimos con un corazón nuevo, como dice el aguinaldo: nos mueve la esperanza. Busquemos entre todos esa nueva visión de la educación, escuchando las necesidades de las nuevas generaciones”. En el momento de precisar términos, puso especial énfasis en la estructura del concepto escuchar, que lleva al ser humano a poner atención a todo, con un nuevo itinerario de vida que es al mismo tiempo inclusivo y participativo. Recordó que el Pacto educativo está unido a la reflexión universal, que tiene como base el informe de la UNESCO, cuyo mensaje va dirigido a la dignidad de la persona y los derechos humanos, porque la educación es tarea para todos. “Por tanto, en el Proyecto Educativo Global están involucrados creyentes y no creyentes, del norte y del sur, estamos involucrados los que buscamos la dignidad de la persona. Desde nuestra visión de educadores buscamos la paz y la ciudadanía universal. Todo hombre que anhela la paz debe dar paso a la paz universal. Se trata de abrir los brazos y las alas, para que todos crezcamos en esta ciudadanía universal. No hablamos de una cultura cerrada, ni un sector en particular porque nos abrimos a una nueva ciudadanía universal”. Puso especial interés en la tecnología integral, para señalar que no se trata de mirar desde el palco ya que la tecnología debe estar abierta para todos y se la debe compartir. “No todos tienen la tecnología en sus manos, se debe pensar y repensar en esta crisis ecológica, con el uso indiscriminado de los recursos naturales. El Papa está en sintonía con esta preocupación y propone el remedio a este problema. Siguiendo la carta encíclica Fratelli Tutti, recordó que se busca el sentido de la fraternidad y nosotros debemos cooperar a establecer esta alianza. “Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad”, expresó recordando la carta papal, que expresa claramente el principio: Respetemos a todos, miremos al otro en su diversidad cultural y religiosa. Bascopé centró su exposición en las siete claves del Papa Francisco para construir el pacto educativo que las enumeró de la siguiente forma: 1. Poner en el centro de todo proceso educativo a la persona. El proyecto es un camino, un proceso que tiene como centro la persona, a quien se debe formar en el sentido integral. La persona tiene su valor y especificidad, su belleza, integral y su capacidad de relacionarse con los demás. Nosotros no hablamos de la cultura del descarte. 2. Escuchar la voz de los niños adolescentes y jóvenes. Todos hemos ido hablando de educación, no solo se habla de uno que educa, sino de una interrelación, por ello es fundamental escuchar la voz de los jóvenes, para construir un futuro de justicia, paz y desarrollo integral. Es necesario tener una visión cristiana, escuchar a Dios, pero también escuchar la voz de los niños y jóvenes. La escucha debe ser con atención. Atención significa poner en marcha los cinco sentidos y sobre todo el corazón, basta recoger el ejemplo de la Virgen en las Bodas de Caná, en la que se aprecia a María como la mujer atenta que descubre lo que falta en esa fiesta. 3. Fomentar la participación de las niñas y las jóvenes en la educación. Coloca esta expresión en género femenino por una sólida razón; es probable que en otras culturas se margine a las niñas reservando el privilegio de la educación a los varones; así, las niñas se tienen que quedarse en la casa. Eso ocurre en otras culturas y puede ser que también en la nuestra, de manera que este sector se sienta marginado. No se trata de la moda ni equidad de género, esa integración no debe ser cuantitativa, sino cualitativa. Basta ver las escenas diarias en nuestro país, especialmente en el área rural; el varón está delante y quién está detrás con la carga, es la mujer. Fíjense que ahí hay una gran distancia. Si eso ocurre en la sociedad, cómo será en el ámbito educativo. Preguntémonos, qué falta, y a quiénes falta. 4. Tener a la familia como primera e indispensable educadora. Todos sabemos que el papá y la mamá son los principales responsables cabezas de familia, no delegan su papel al Estado. Los primeros responsables en la educación son los padres. Esto se debe transmitir a los que el día de mañana serán padres de familia, ellos serán los responsables de la educación de sus hijos. 5. Educar y educarnos para acoger. La cultura de recibir al otro, abriéndonos sobre todo a los más vulnerables, a los que están al fondo y no son percibidos, abrir sobre todo al corazón a ellos 6. Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de economía, política y crecimiento. La sociedad debe buscar nuevas formas, la economía y la política deben estar al servicio de la colectividad, no de unos cuantos. 7. Salvaguardar y cultivar nuestra casa común. La casa común, significa buscar una ecología integral en función de la persona que es el centro del paraíso. Para finalizar recordó el principio de la educación integral y consciente. “La educación debe formar a la persona consciente, hacerlos partícipes de todo y a todos, porque en cada hombre hay una semilla de esperanza que debe germinar y en cuya tarea todos somos corresponsables. Presentó al Hombre de Vitruvio como imagen educativa, aquel dibujo hecho a pluma y tinta por Leonardo da Vinci que guarda las proporciones ideales del cuerpo humano. “En el centro de esa pintura está la persona que nos recuerda permanentemente el Santo Padre. Vivimos una crisis ecológica y esta expresión no se remite simplemente a un árbol, sino buscar una respuesta integral. Para que todos participemos en este desafío nos invita a mirar al hombre externo que busca una respuesta, no a los proyectos del hombre, sino la Sagrada Escritura y buscar qué es lo que dice Dios. Basta ver el pasaje de Gen. 2,8. Dios comenzó a plantar un jardín, el proyecto de jardín, no es un proyecto personal, sino es un lugar concebido según el proyecto de Dios. La cosmología debe ser pensada según el proyecto de Dios, así como el desarrollo, no es solo una respuesta del hombre, sino respuesta del hombre a la llamada de Dios. El hombre está en el centro de la creación, en un jardín, donde Dios tiene su proyecto. La crisis en el ámbito educativo, se debe ver desde este jardín, es el hombre que puede alcanzar la verdad. Para superar el relativismo hay que poner las cosas en este proyecto de Dios. Hay que volver al ser y ver al hombre con capacidad de trascendencia: bueno, verdadero y bello. Por tanto, en el Pacto Educativo Global, debemos participar todos. Todos ponemos las manos sobre el quehacer educativo, donde todos nos involucramos, como lo hacía San Francisco de Sales que veía al hombre en el centro del jardín que Dios había cultivado”.