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Semana Santa: Recorriendo el camino de la cruz
Un momento para meditar, para vernos por dentro y ver cuánto del cristiano que decimos ser, mora en nuestra interior, se refleja en nuestros actos y vida exterior.
“Ya va bien, faltan afinar los detalles, les pido más concentración y cada uno de ustedes viva su papel. Cambiaron los planes”, arengaba Erik Mamani, responsable del Oratorio Universitario de la USB, un día antes de cumplirse con este acto que marca el inicio a la Semana Santa en la Universidad Salesiana de Bolivia.
Había que ajustarse al contenido religioso que se quería y cambiar de planes porque el servicio meteorológico anunciaba lluvias por la tarde y la noche del viernes 8 de abril. Cambio de planes inmediato y todo se cumpliría en el teatro David Bellido, no en el campus, como se había previsto y preparado. Había que ajustar cada una de las estaciones al escenario; ver la participación de los fieles (administrativos, docentes y algunos alumnos) y adaptar la ceremonia religiosa a las circunstancias, con el apoyo del sacerdote Gregorio Cabrera.
Había que ajustar cada uno de los detalles, en la práctica de este ejercicio piadoso y respetar el hecho que las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y contemplación uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús.
Confeccionar los trajes con cartones, papel estañado, telas, aguja e hilo demandó dos días. Utilería trabajo en tiempo extra, cada uno de los miembros del Oratorio de la Universidad cumplió con su tarea y 10 minutos antes de las 18.00, los protagonistas estaban en su sitio a punto para cumplir con la tarea asignada.
Hasta este año y antes de que llegara la pandemia, el Vía Crucis se cumplía por las calles que circundan la Universidad Salesiana y los vecinos instalaban los altares en sus casas, mientras el grupo del Oratorio protagonizaba la procesión con cruz, antorchas, el coche con los megáfonos y los universitarios que acompañaban el acto. Este año todo cambió.
Cada una de las 14 estaciones fue bien trabajada. Pronto los asistentes (un centenar) se sintieron impactados y vivieron momentos de reflexión personal, en un ambiente de recogimiento y silencio. Algunas lágrimas, muchos gestos de cuestionamiento y al final un cerrado aplauso por la puesta en escena de este impactante pasaje de la historia del cristianismo.
Una hora y media que parecieron 10 minutos por la calidad de la puesta en escena; un deber cumplido de los jóvenes oratorianos que concluyeron su tarea con una café y un pan compartido en la fría noche. Cómo no sentirse contento con la tarea de estos jóvenes porque Cristo vive en el corazón de cada uno de ellos. Este recorrido por el camino de la cruz, permite soñar con jóvenes comprometidos con su sociedad, comprometidos con ellos mismos, orgullosos de ser cristianos. Este día fueron los protagonistas, fueron los catequistas de los mayores y de sus compañeros.
Un momento para meditar, para vernos por dentro y ver cuánto del cristiano que decimos ser, mora en nuestra interior, se refleja en nuestros actos y vida exterior. “Ya va bien, faltan afinar los detalles, les pido más concentración y cada uno de ustedes viva su papel. Cambiaron los planes”, arengaba Erik Mamani, responsable del Oratorio Universitario de la USB, un día antes de cumplirse con este acto que marca el inicio a la Semana Santa en la Universidad Salesiana de Bolivia. Había que ajustarse al contenido religioso que se quería y cambiar de planes porque el servicio meteorológico anunciaba lluvias por la tarde y la noche del viernes 8 de abril. Cambio de planes inmediato y todo se cumpliría en el teatro David Bellido, no en el campus, como se había previsto y preparado. Había que ajustar cada una de las estaciones al escenario; ver la participación de los fieles (administrativos, docentes y algunos alumnos) y adaptar la ceremonia religiosa a las circunstancias, con el apoyo del sacerdote Gregorio Cabrera. Había que ajustar cada uno de los detalles, en la práctica de este ejercicio piadoso y respetar el hecho que las estaciones tienen un núcleo central, expresado en un pasaje del Evangelio o tomado de la devota tradición cristiana, que propone a la meditación y contemplación uno de los momentos importantes de la Pasión de Jesús. Confeccionar los trajes con cartones, papel estañado, telas, aguja e hilo demandó dos días. Utilería trabajo en tiempo extra, cada uno de los miembros del Oratorio de la Universidad cumplió con su tarea y 10 minutos antes de las 18.00, los protagonistas estaban en su sitio a punto para cumplir con la tarea asignada. Hasta este año y antes de que llegara la pandemia, el Vía Crucis se cumplía por las calles que circundan la Universidad Salesiana y los vecinos instalaban los altares en sus casas, mientras el grupo del Oratorio protagonizaba la procesión con cruz, antorchas, el coche con los megáfonos y los universitarios que acompañaban el acto. Este año todo cambió. Cada una de las 14 estaciones fue bien trabajada. Pronto los asistentes (un centenar) se sintieron impactados y vivieron momentos de reflexión personal, en un ambiente de recogimiento y silencio. Algunas lágrimas, muchos gestos de cuestionamiento y al final un cerrado aplauso por la puesta en escena de este impactante pasaje de la historia del cristianismo. Una hora y media que parecieron 10 minutos por la calidad de la puesta en escena; un deber cumplido de los jóvenes oratorianos que concluyeron su tarea con una café y un pan compartido en la fría noche. Cómo no sentirse contento con la tarea de estos jóvenes porque Cristo vive en el corazón de cada uno de ellos. Este recorrido por el camino de la cruz, permite soñar con jóvenes comprometidos con su sociedad, comprometidos con ellos mismos, orgullosos de ser cristianos. Este día fueron los protagonistas, fueron los catequistas de los mayores y de sus compañeros.
