
Las denominadas “mesas” preparadas en cada carrera y un altar a la entrada del sector administrativo, le dan un aire diferente a la Universidad Salesiana de Bolivia, en el día de Todos los Santos.
Aceptar los retoques culturales del siglo XXI obligan a entender mejor esta fiesta. La internacionalización de Halloween se produjo entre las décadas de los 70’s y los 80’s, gracias a que la industria del cine y de la televisión de Estados Unidos introdujeron una serie películas y programas de televisión en alusión a la víspera de la festividad de Todos los Santos o la festividad de difuntos.
“Son manifestaciones culturales que las tenemos hoy, son parte de nuestra vida cotidiana y se van pronunciando más, para unirse a nuestra celebración de difuntos o la fiesta de Todos Santos, pero la esencia está en la fe, en el convencimiento que también podemos llegar a esa felicidad eterna que gozan quienes pasaron por esta vida. Solo Dios da esa seguridad y da esa alegría eterna”, anotó el padre Luis Tórrez en la homilía, ante una capilla repleta de estudiantes, administrativos y docentes.
El sacerdote apuntó que la santidad no solo está en el calendario, porque hay cientos de seres humanos que han optado a la santidad, porque han sido diferentes en vida y han sabido mantener esa opción de vida, con algunos defectos como cualquiera, pero con muchas más virtudes.
La Misa de conmemoración tuvo el toque especial, porque el coro del Oratorio y la participación de los diferentes sectores de la comunidad educativa completaron el cuadro, en el que se dio lectura a los familiares de los administrativos y docentes que dejaron este mundo.
En tanto, en cada una de las carreras se prepararon altares de diversa naturaleza recordando este día de los santos aguardando la recepción a los seres difuntos, entre ellos a los sacerdotes Juan Pablo Zabala, David Bellido, Esteban Bertolusso, Julián Bellomo y otros que brindaron sus mejores jornadas en favor de los jóvenes universitarios.
“Les hago esta invitación a seguir el camino de la santidad de San Juan Bosco, Domingo Savio, María Mazzarello y muchos más, ellos abrieron la puerta de la santidad que podemos alcanzar cualquiera de nosotros, si nos lo proponemos”, destacó el sacerdote Luis Tórrez.
Cada Carrera, a su manera, con un toque sutil adornó en el pasillo el altar, una rica herencia cultural, que se va transmitiendo de generación a generación, pero que conserva ese toque particular de no olvidar a los seres queridos que partieron al Reino, cuyas enseñanzas quedan y fortifican la formación de los jóvenes universitarios.